ELS BURGESOS DE CALAIS de Michel Bernard a La Vanguardia (07.10.23)
Alto funcionario francés en excedencia desde 2016, Michel Bernard es hoy un escritor a tiempo completo, interesado en personajes históricos, que van de Juana de Arco al padre de la canción francesa Charles Trenet. En su último libro, “Els burgesos de Calais”, se centra en el escultor Auguste Rodin.
En una entrevista con EFE, advierte, sin embargo, que el auténtico protagonista de la obra, que publica en catalán LaBreu, es quien en 1884 era alcalde de Calais, el notario Omer Dewavrin, un hombre que luchó contra todo tipo de vicisitudes para conseguir que Rodin acabara una década más tarde el conjunto escultórico que le encargó, “Los burgueses de Calais”, considerada una obra maestra que “revolucionó la escultura”.
Fascinado por esta “coreografía de bronce” desde la primera vez que la vio, el novelista no se sentó ante el ordenador hasta que pudo investigar a fondo la relación de amistad que se estableció entre los dos hombres, principalmente, gracias a las 159 cartas y telegramas que ambos se enviaron a raíz de la creación de la escultura. “Yo no escribo si no conozco”, apunta Bernard.
En la novela, con una prosa que arropa al lector desde el principio, sitúa las primeras escenas en el taller del artista, cerca de los Inválidos de París, una mañana de octubre de 1884, cuando le visita un burgués de provincias, entonces primer edil, que quiere que en la plaza de su ciudad, la atlántica Calais, se erija un monumento en homenaje a seis personajes legendarios de la Guerra de los Cien Años que resistieron allí el asedio de los ingleses entre 1346 y 1347.
Rodin acepta el encargo, en un momento en el que todavía no había despuntado, y plantea una obra, según describe Bernard en el libro, con unos hombres que eran como “bailarines, cuerpos movidos por la fuerza de una alma, estremeciéndose ante la muerte”.
Se trata de una pieza de seis figuras, que es el inicio de la llamada escultura moderna, con unos cuerpos que se salen de la versión naturalista, con, entre otros detalles, unos pies más grandes de lo normal, alguno de ellos, probablemente, modelados por la amante de Rodin, Camille Claudel.
El escultor, muy metido en la creación de la estatua, empieza al poco tiempo a ser más conocido y famoso y a recibir muchos otros encargos, con lo que la obra va sufriendo retrasos en su ejecución.
Michel Bernard no duda en afirmar que Omer Dewavrin -con el apoyo de su esposa Léontine- “tiene un papel muy importante en la creación de la obra. Sin él, no habría existido, fue quien buscó la financiación, quien apoyó en todo momento a Rodin, quien le animó, incluso quien le obligó a acabar para que esta pieza extraordinaria se instalara en su ciudad”.
En este punto, no olvida que a Rodin le “costaba admitir que tenía sus obras terminadas, no quería deshacerse de ellas, pero, en este caso, llegó un momento en el que el alcalde actuó con autoridad y le dijo que tenía que acabar con los retoques, porque se tenía que inaugurar el monumento”.
“Ante nosotros -reflexiona Bernard- tenemos una paradoja, puesto que estamos ante un personaje, Dewavrin, que podríamos ver como lo más antiartístico de la imaginería tradicional, al ser un pequeño burgués de provincias, en principio, no interesado por el arte, pero aquí fue quien propugnó esta pieza increíble”.
Profundizando en ello, el escritor sostiene que, aunque “hay una idea común de que cierta burguesía estaba contra el arte, la verdad histórica es que el desarrollo del arte contemporáneo fue posible gracias al apoyo de una base burguesa”.
A su juicio, “se puede decir que hubo burgueses muy ricos que cuando compraban un Picasso lo hacían para instalarlo en su casa, porque admiraban al pintor, sabían de la belleza de la obra; en cambio, los poderes financieros actuales lo que hacen es comprar arte para luego venderlo, lo que no deja de ser una especulación”.
Su nueva obra, que estos días de estancia en Barcelona aprovechará para acabar de perfilar, visitando el museo Picasso, tiene como protagonistas al malagueño y al pintor André Derain, y cree que contribuirá a “arrojar” luz sobre la personalidad del primero, alguien, subraya, “muy leal a sus amigos, una persona que amaba la amistad”.
Irene Dalmasses, agència EFE – La Vanguardia
